Chicago • Los neurólogos han bautizado a este tipo de personas como “superagers” (superenvejecientes); son hombres y mujeres octogenarios y nonagenarios cuyo cerebro y memoria aparentemente son mucho más juveniles que en el anciano promedio.
Los expertos están estudiando este grupo inusual de viejos con la esperanza de poder encontrar los medios para ayudar a otros a precaverse de la pérdida de memoria. Hasta ahora han extraído algunas conclusiones sorprendentes: las pruebas de escaneo han hallado en ellos una cantidad notablemente escasa de las plaquetas características de la vejez y una mayor masa cerebral en los centros de atención y memoria.
“Vivimos más tiempo, pero no necesariamente mejor en nuestros años postreros y por eso esperamos que el estudio de los superagers encuentre factores modificables que podamos usar para ayudar a la gente a vivir más y mejor”, comentó Emily Rogalski, autora central de la investigación y experta del centro de neurología cognitiva y enfermedad de Alzheimer en la Universidad Northwestern, en Chicago.
SUJETOS VOLUNTARIOS
El estudio sigue buscando voluntarios, pero hasta ahora menos de una décima parte de los interesados han sido elegidos. “Hemos revisado a más de 400 personas y solo unos 35 han reunido los requisitos para este estudio, de modo que verdaderamente representa un porcentaje bajo de población”, afirmó Rogalski.
Entre los elegidos hasta ahora se encuentran un abogado octogenario, un neurólogo retirado de 96 años, un sobreviviente del Holocausto de 92 y un fumador empedernido de 81 años que además se toma un Martini todas las noches.
Para ser elegidos, los aspirantes deben someterse a una batería de pruebas mentales. Una vez aceptados, son sometidos periódicamente a tomografía y otras pruebas médicas. También deben estar dispuestos a donar su cerebro después de morir.
Las pruebas de memoria incluyen listas de unas 15 palabras. “Los superagers pueden recordar al menos nueve de ellas 30 minutos después, lo que es realmente notable, porque a menudo los adultos octogenarios o mayores solo son capaces de recordar un par de vocablos”, precisó la investigadora.
HALLAZGOS PARCIALES
Las tomografías, agregó Rogalski, han revelado otros factores notables en los cerebros de los participantes, ya que indican que, en los ancianos con buena capacidad de recordar, la corteza cerebral, responsable de muchas funciones mentales como la memoria, es más espesa que en los octogenarios o nonagenarios normales.
Adicionalmente, en una parte más profunda del cerebro que es una pequeña región llamada corteza cingulada anterior —un grupo de neuronas que es importante para mantener la atención—, su tamaño es mayor incluso que en muchas personas de 60 o 50 años.
Los superagers no solo se diferencian en su conformación física. También tienen más energía que la mayoría de la gente de su edad y comparten una actitud positiva e inquisitiva. Rogalski dijo que los científicos estudian si esas características contribuyen a la salud cerebral.
Otras investigaciones han vinculado una actitud positiva con la salud general. Y algunos estudios han sugerido que las personas que son “cognitivamente activas y socialmente conectadas” tienen menor probabilidad de contraer enfermedades neurodegenerativas, como el Mal de Alzheimer.
Sin embargo, no está claro qué antecede a qué, si el cerebro saludable o la actitud positiva, dijo Heather Snyder, directora de operaciones médicas y científicas en la Asociación Alzheimer.
Snyder concluyó que el estudio de estos viejos con un cerebro extraordinario es un esfuerzo importante que puede suministrar algunas respuestas a los misterios de la neurología y las enfermedades asociadas con este órgano.
Cecilia Giménez, dueña del ecce homo
-La autora de la polémica restauración del Ecce Homo de Borja, Cecilia Giménez, culmina ahora el año más intenso de su vida siendo copropietaria de la imagen que la hizo mundialmente famosa por el resultado de los “retoques” que realizó a la pintura del santuario.
La pintora, de 82 años, recuerda que se vio desbordada hace un año por la repercusión mundial que adquirió la restauración y reconoce que fue un asunto “muy gordo” para ella, pero un año después afirma sentirse “agradecida y contenta” por el comportamiento “tanto del público como de los medios de comunicación”.
La culminación fue el convenio, firmado el miércoles entre la fundación benéfica Hospital Sancti Spiritus que preside el alcalde de Borja, Miguel Arilla, y la autora de la restauración, que establece que el reparto de los beneficios que genere en el futuro la explotación de la imagen restaurada se repartirán en 51 por ciento para la entidad y 49 por ciento para Giménez.
La mujer de 82 años es consciente de que su vida ha cambiado; un Ecce Homo original está en las botellas de vino “Edición especial: Cecilia Giménez”, de Bodegas Ruberte de Magallón, y la producción de la pintora ha sido prolífica, ya que desde diciembre de 2012 ha realizado 27 cuadros.
Fuente: Milenio
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