martes, 1 de abril de 2014

Aniversario de Octavio Paz

Para celebrar 100 años del nacimiento de Octavio Paz, te presentamos algunas frases que describen la vida del escritor mexicano, desde su infancia, sus amores, y su curiosidad por la chingada y la "inmortalidad" que le dieron el premio Nobel de literatura.
A 16 años de su muerte, Octavio Paz sigue estando vigente en el pensamiento mexicano (Getty Images).
La familia
1. Mis palabras, al hablar de la casa, se agrietan. Cuartos y cuartos habitados sólo por sus fantasmas, sólo por el rencor de los mayores habitados. Familias, criaderos de alacranes: como a los perros dan con la pitanza vidrio molido, nos alimentan con sus odios y la ambición dudosa de ser alguien. (Poema Pasado en claro)
2. En Mixcoac, pueblo de labios quemados, sólo la higuera señalaba los cambios del año. La higuera, seis meses vestida de un sonoro vestido verde y los otros seis carbonizada ruina del sol de verano. (en el poema La higuera incluído en Águila o sol, Paz hace referencia al pueblo donde vivió su niñez en la Ciudad de México)
3. Mi madre, niña de mil años, madre del mundo, huérfana de mí, abnegada, feroz, obtusa, providente, jilguera, perra, hormiga, jabalina, carta de amor con faltas de lenguaje, mi madre: pan que yo cortaba con su propio cuchillo cada día. (Poema Pasado en claro)
4. Del vómito a la sed, atado al potro del alcohol, mi padre iba y venía entre las llamas. Por los durmientes y los rieles de una estación de moscas y de polvo una tarde juntamos sus pedazos. (Entre los recuerdos que plasma Paz en Pasado en claro no podía faltar la muerte de su padre quien sufría de alcoholismo)
5. Mi abuelo, al tomar el café, me habla de Juárez y de Porfirio, los zuavos y los plateados. Y el mantel olía a pólvora. Mi padre, al tomar la copa, me habla de Zapata y de Villa, Soto y Gama y los Flores Magón. Y el mantel olía a pólvora. (Poema Interminencia del oeste. Octavio Paz era nieto de Irineo Paz, periodista muy cercano al gobierno de Porfirio Díaz)
La escencia del mexicano en Paz
En 1950, Octavio Paz publicó su ensayo El laberinto de la soledad en el que se adentra al pensamiento y la identidad del mexicano, y que a través de los años continúa siendo un referente en las obras del escritor: 
6. Un poeta me dijo algo muy divertido: que yo había escrito una elegante mentada de madre contra los mexicanos (en Vuelta a El laberinto de la soledad).
7. Nuestro culto a la muerte es culto a la vida, del mismo modo que el amor que es hambre de vida es anhelo de muerte.
8. El mexicano puede doblarse, humillarse, "agacharse" pero no "rajarse", esto es, permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad.
9. Su inferioridad (de la mujer mexicana) es constitucional y radica en su sexo, en su "rajada", herida que jamás cicatriza.
10. La imagen del padre se bifurca en la dualidad de patriarca y de macho. El patriarca protege, es bueno, poderoso, sabio. El macho es el hombre terrible, el chingón, el padre que se ha ido, que ha abandonado a la mujer e hijos. La imagen de la autoridad mexicana se inspira en estos dos extremos: el Señor Presidente y el Caudillo.
11.
 Toda la historia de México desde la Conquista hasta la Revolución puede verse como una búsqueda de nosotros mismos, deformados o enmascarados, con instituciones extrañas y de una forma que nos exprese.
12. La mexicanidad es una manera de no ser nosotros mismos, una reiterada manera de ser y vivir otra cosa.
13. La muerte mexicana es el espejo de la vida de los mexicanos. Ante ambas el mexicano se cierra, las ignora.
14. Los campesinos son cultos aunque sean analfabetos. Tienen un pasado, una tradición, unas imágenes (en Vuelta a El laberinto de la soledad).
15. En México el poder es más codiciado que la riqueza. Si es usted millonario, le será difícil —casi imposible— pasar de los negocios a la política. En cambio puede usted pasar de la política a los negocios.
16. Viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa. 
17. La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversidad.
18. El cristianismo condena al mundo; el indio sólo concibe la salvación personal como parte de la del Cosmos y de la sociedad.
Fuente: CNN México

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